De que se trata el blog

Como un homenaje a esas series de los años sesenta en blanco y negro, llena de historias alucinantes, creativas e inspiradoras para futuros films y profesiones varias del arte. 
Voy a escribir y volcar en el, noticias, cuentos, relatos, historias y sueños, también fotos, dibujos pero observadas desde otro punto de vista, maquillándolas a veces con ironía, optimismo, humor y otra veces mostrando a cara limpia la triste realidad, hechos a veces tan insólitos como la mejor historia de ciencia-ficción o de terror escrita por Ray Bradbury o Stephen King.

martes, 1 de enero de 2013

Una blanca señal


Tomó su mano y le dijo: ¨Está nevando Mamᨠmientras miraba por la ventana de su habitación. Era casi irreal, hacía muchísimos años que no nevaba sobre Buenos Aires, tan insólito e inconcebible como todo lo que podía pasar por la mente de su madre después del ACV que la había golpeado duramente. 
El, salió del hospital aturdido por lo que estaba viviendo, su auto estaba cubierto de nieve, era increíble nunca había visto la nieve, mucho menos en la Capital. Limpió el parabrisas de su auto con sus manos y partió a su casa y pensó: ¨Nunca antes vi caer la nieve sobre Buenos Aires, la habrá visto ella?¨
- Me habrá creído?-. 
Se pregunto también, si era una señal? 
Mientras se alejaba se fue pensando si sería la última vez que verían juntos la nieve sobre esta ciudad.


Los perros siempre vuelven...


Todos los días del año le abría la puerta para que pueda salir a pasear, recorrer el barrio y hacer ¨sus necesidades¨. 
Ese día dorado de Otoño, el viejo miró incansablemente por la ventana del altillo que daba a la calle de la entrada de sus casa por si volvía. Revisó varias veces que el hueco que estaba en su verja donde entraba y salía ¨Pulqui¨ no estuviese tapado por algo. 

El día se hizo noche y el viejo lo venció el sueño sentado en su mesa. Miró su sopa que ya estaba fría y como un acto reflejo observó que el rincón que estaba la manta donde dormía su su perro seguía vacía. 

Al otro día, como su humanidad le permitía, recorrió varias veces el barrio buscándolo lentamente y en silencio, cabizbajo y sin rumbo. 

Así pasaron los, días, las semanas, los meses. Como un ritual acomodaba su manta y cambiaba varias veces el agua de ¨Pulqui¨ esperanzado que un día lo sorprenda con su regreso. 

Una vecina notó que el viejo estaba algo desorientado y triste, se acercó el le preguntó como estaba. El, se animó y le contó la pena que tenía por la perdida de su amado compañero de siempre. 
Ella le explicó con ternura y paciencia que ¨Pulquí¨ había muerto ya hace unos años..., el viejo la miró a los ojos desconcertado pero a la vez aliviado mientras bajaba la cabeza con sus ojos ya humedecidos. 

Desde hoy, el viejo toma una silla de la cocina y se sienta frente a la ventana que da a su jardín y a la calle de tierra. Con una mirada perdida, espera que su perro vuelva en una flor, en el vuelo de un pájaro o corriendo por el cielo en forma de una nube llegando hacia él.

Daniel Pereyra