10.000 A.C.

El frio arrecia sobre las manos y la cara, los tiempos son duros, las provisiones faltan y las oportunidades no son muchas, no se puede fallar.
Está todo preparado para la cacería, la ultima revisión de las armas, las posiciones y se repasa mentalmente como se va a atacar a la presa. Es rápida, fuerte veloz, habrá que sorprenderla, aturdirla, paralizarla para luego atacarla, sin contemplaciones, sin piedad. Reina la ley del mas fuerte, aunque los poderosos y los débiles están bien definidos en su rol, la batalla por sobrevivir no tiene paz ni cuartel, mucho menos moral y ética…

Ya se acerca la presa, es enorme…viene corriendo como presintiendo la emboscada, se dibuja imponente bajo el sol, sus ojos brillan desesperados, como luces que se abren paso tratando de obnubilar al cazador…

Ya está a tiro, está en la mira al alcance, es ahora o nunca, el destino comienza a tener forma de fatalidad, las piedras caen sobre la presa como una lluvia despiadada abriendo múltiples heridas. En uno de sus flancos un hilo de sangre comienza a brotar, ya esta herida, tal vez de muerte. Amaga con detenerse, están preparado para saltar sobre ella, pero sigue su camino, la presa está herida de muerte pero sigue y se pierde en la selva.

Habrá que esperar otro micro hacia Buenos Aires.

El Domingo 27 Abril, un micro fue atacado a piedrazos por un grupo de individuos, con el fin de que se detenga para así poder entrar y robar las pertenencias a los pasajeros.
El micro no se detuvo a pesar de las agresiones, el fatídico saldo fue la fractura de cráneo de una nena pruducido por el impacto de una piedra luego de romper el vidrio del Micro, Mayte de 6 años que viajaba de Buenos Aires a la Plata con sus padres de paseo, hoy lucha en terapia intensiva del Hospital Posadas.

Este relato anterior pudo haber transcurrido millones antes de cristo, en una cacería de Mamut, coincidencias muchas, diferencias también. Una importante, después de tanto tiempo de ¨Evolución humana¨ en nosotros sigue reinando la barbarie, la cacería del hombre sobre el hombre, ya sin Mamut, pero con otros miedos y amenazas a veces gigantescas por ser invisibles. Como en una guerra, entre las malezas, caminamos paranoicos, surgiendo lo más oscuro de nosotros mismos, como en la genial película Apocalipsis Now, de Coppola, donde recordamos a un efímero pero inolvidable Marlon Brando diciendo: ¨Horror…horror…¨

Daniel Pereyra